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viernes, 14 de agosto de 2020

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Continua catalina sobreviviendo a la pesadilla que comenz贸 un d铆a de espesa neblina y extra帽o eclipse... que anunciaba la llegada del devorador de mundos



Quemando cabezas


Despu茅s de lo ocurrido en la autopista Catalina estaba con el arma en la cintura, el muchacho hab铆a agarrado un fierro mientras su novia dorm铆a. Hab铆an perdido la noci贸n del tiempo, entre el desconcierto y el terror. No hab铆a se帽al de telefon铆a m贸vil, igual Catalina solo intent贸 un par de veces y luego apag贸 todos los aparatos, excepto uno con linterna, y los puso en su mochila. Todo segu铆a oscuro con una neblina con tonos de amarillo y naranja.
Catalina se dispuso a explorar un poco el lugar iluminando con uno de sus aparatos electr贸nicos y agarr贸 un par de cosas que le parec铆an 煤tiles.
Por un tiempo se escucharon sirenas de todo tipo, y helic贸pteros luego el silencio fue total.
Catalina volvi贸 para hablar con la pareja que le hab铆a salvado la vida o al menos con uno de ellos.

—Contame que te dijeron del eclipse tus primos por favor —Dijo Catalina
—¿Qu茅 queres que te cuente? —Pregunt贸 el muchacho
—Lo que te dijo tu primo.
—Ah ok, dijo que no lo sab铆an…que fue de sorpresa.
Catalina lo miro at贸nita, como pensando si le jugaba una broma o algo similar.
—Mi nombre es Catalina ¿C贸mo te llam谩s?
—Jos茅 y ella es Luciana.

—Mira Jos茅 no tenes porque saberlo, ni recordarlo desde la escuela, pero los eclipses de sol son predecibles hace mucho tiempo…te juro que lo que dijeron de que no lo sab铆an es una mentira. Catalina tomo aire y agreg贸, no hay eclipses de sol proyectados para este lugar por la forma de la tierra el 煤ltimo eclipse de sol se vio en San Juan parcialmente y en otras provincias, pero no en Buenos Aires.

—Pero eso dijo mi primo que pasaba que se pon铆a negro.
—Bueno algo pudo haber tapado el sol, pero claro en ese caso s铆, ser铆a un eclipse no como lo conocemos.
—¡Una nave extraterrestre! —Interrumpi贸 Jos茅
—Bueno en ese caso obvio no lo podr铆an predecir —Asinti贸 Catalina y levanto su ceja.
Luego ella agreg贸:
—No s茅 que sean esas cosas.
—Pero se mueren —Acot贸 Jos茅
Parece que s铆, esperemos que s铆. Igual no nos podemos quedar mucho ac谩. Tampoco me explico porque la niebla no se disipa, aunque tu hip贸tesis extraterrestre lo explicar铆a digo una nave ingresando a la atmosfera…bue como sea tenemos que irnos —Sentenci贸 Catalina
—Pero ella est谩 dormida no puedo cargarla y defenderla.
—No va a dormir mucho m谩s que dos horas y para ese entonces al menos tiene que levantarse la niebla para que me oriente.
—Ah m茅dica y exploradora —Ironiz贸 el hombre ri茅ndose y agreg贸 —¿Qu茅 m谩s sos?
—Soy la que se va a ir de ac谩. —Dijo Catalina con voz grabe
—¡Uh! no te enojes flaca, es que no entiendo c贸mo no est谩s cagada en las patas, c贸mo sos tan fr铆a. Le disparaste a un tipo y sos m茅dica pero no te mosqueas.
Catalina lo mir贸 y le dijo:
—No era un hombre, no se lo que era pero no era un hombre y si lo hubiera sido, si me atac贸 me defend铆 es todo.
—Mierda sos fr铆a.
—Par谩, queres que te cuente hasta que se despierte Luciana ¿o no?.
—S铆 dale.
—No soy exploradora, de hecho detestaba acampar pero era la 煤nica forma de estar con mi mam谩. Ella era bot谩nica hab铆a estudiado con una de las mejores del pa铆s y ten铆a becas, viajaba por el mundo.
—A la mierda —Dijo Jos茅
—Seee, bueno lo que pasa es que cuando vas a ciertos lugares, aunque sea ac谩 en el pa铆s las personas no son muy amigables. Lo que parece, o parec铆a natural y normal para algunos para otros no lo es y si sal铆s del pa铆s menos. Mi vieja era bot谩nica y bi贸loga, pero eso no la exim铆a de ir a zonas de conflicto armado por ejemplo en la frontera de Colombia cuando la guerrilla secuestraba porque s铆. O bueno si la exim铆a no se tomaba el permiso.
—Perdona, pero tu vieja era una loca, no te ofendas eh a ver si me pegas un tiro.
—Ja,ja,ja no, no. Es que preguntaste de donde sab铆a orientarme, y porque era tan fr铆a.  Y en verdad a veces me desoriento m谩s en la ciudad. Cuando viaj谩bamos no era tan malo aprend铆 mucho de ella y de sus estudiantes, que despu茅s fueron mis profesores. Cuando pase esto los invito a comer y les cuento alguna vieja aventura —Sonri贸.
En ese momento se escucharon rasgu帽os y quejidos. Se callaron y Jos茅 le puso la mano cerca de la boca de Luciana para evitar que gritara. Estuvieron as铆 un rato escuchando ruidos como de animales.
—Parece que se fueron. —Susurr贸 el hombre.

Un estallido de vidrios confirm贸 lo contrario, los humanos mutados o lo que hayan sido entraron. Eran cinco humanos rabiosos, atacando.
El hombre agarr贸 a su novia y la puso a resguardo, bajo unos muebles. Uno de los vampiros lo atac贸 y 茅l le dio a uno con un fierro, pero eso se levant贸.
Catalina roci贸 a dos en la cabeza con pintura en aerosol (Que hab铆a recogido del dep贸sito antes) quedaron desorientados y entonces lleg贸 el tercero que le salt贸 y la empuj贸 contra la pared. Catalina sac贸 su lapicera Mont Blanc y se la clav贸 en el orificio del o铆do izquierdo quedo retorci茅ndose. Mientras Jos茅 luchaba a fierrazos con el otro que parec铆a fuerte y estaba por ser atacado por otro en eso Catalina le vol贸 la cabeza. Luego abri贸 su mochila y sac贸 un desodorante en aerosol y con su encendedor improvis贸 un lanzallamas que uso con los rociados con pintura y con el que ten铆a clavada su lapicera.
imagen mente sincadenas

—Ahhhh —Gritaba el hombre mientras maldec铆a a lo que lo atacaba y le daba fierrazos (golpes con el hierro).

Los que estaban con la cabeza en llamas se retorc铆an, pero no mor铆an aun as铆 Catalina agarr贸 un pedazo de vidrio grande y le cort贸 la cabeza a uno. Luego Jos茅 termin贸 con los otros.
Los dos quedaron respirando agitados.
—Tu novia —Dijo Catalina entre soplando.
Luciana hab铆a permanecido debajo del mueble y hab铆a visto todo por una rendija. Se hab铆a orinado encima. Jos茅 la agarr贸 y la abraz贸 consol谩ndola.
—Tenemos que irnos —Luciana comenz贸 con un ataque de llanto otra vez.
—O nos vamos o morimos ac谩. Agreg贸 r谩pido Catalina
—Nos van a, nos van a ma… matar —Gritaba llorando Luciana.
Jos茅 la sacudi贸 como para que reaccione.
Luciana repet铆a su mantra.
—Nos van a, nos van a ma matar.
A lo que Catalina respondi贸.
—A mi hoy y ac谩 no, y menos esos monstruos de cuentos.
—¡Callate Luciana! —Grit贸 Jos茅
—¿O qu茅 me vas a pegar? —Le respondi贸 su novia llorando y gimiendo.

Para ese entonces Catalina hab铆a salido por donde entraron los vampiros, ya hab铆a saldado su deuda disparando a la cabeza del atacante vampiro que peleaba con Jos茅. Ten铆a muchas cosas en la cabeza como para ocuparse de una idiota maricona pens贸. Sali贸 con pistola en mano.
Observo y no hab铆a nada a la vista, aunque con la niebla amarillenta de sepia poco se pod铆a ver. Por su cabeza pasaban cosas que no merec铆an su an谩lisis trataba de ser pragm谩tica, camin贸 hacia una esquina y no vio nada.  Decidi贸 que lo mejor era buscar altura. Entonces escucho que estaban atr谩s de ella. Hizo un medio giro y con la pierna derecha apunt贸.

—¡Alto! Somos nosotros. —Grito Jos茅 quien tra铆a de la mano a Luciana.
—Ufff digan que tengo buenos reflejos —Dijo Catalina
—¿Por qu茅 no nos esperaste? —Pregunt贸 el hombre
—Porque no es momento de perder tiempo, si es el puto apocalipsis al menos quiero agarrar al diablo de la cola y revolearlo.
—Wowwuff de d贸nde sacaste esa frase.
—De mi abuela Agata ella naci贸 en el campo y bueno ten铆a algunas frases de esas —Dijo Catalina mirando la esquina en diagonal, y avistando algo que parec铆a servirle.
Catalina cruz贸 las calles y la pareja la sigui贸.
—Sostene esto por favor. —Le dijo a Luciana d谩ndole el malet铆n y agreg贸:
—Me imagino que trajiste tu fierro Jos茅.
—S铆 traje mi fierro y me junt茅 unos aerosoles de pintura, por tu idea
—Genial, ¿Ten茅s encendedor? Yo me asust茅 y me olvid茅 de tenerlo a mano para usarlos como.
—Mini lanzallamas —Interrumpi贸 Jos茅
—Exacto, ¿tenes o no tenes? Y sabes como usarlo.
—S铆, s铆.

La idea de Catalina era treparse a uno de los postes de madera que las compa帽铆as de luz jam谩s hab铆an retirado, y es m谩s hasta segu铆an usando como soporte. La ventaja es que esos postes ten铆an soportes en forma de gancho como para trepar sin necesidad de escalera.
Mirando a Jos茅 le explic贸 lo que necesitaba.

—Bueno mira yo soy petisa para llegar al primer pinche del poste, pero como vos levantase a Luc铆a creo que conmigo podes hacer el esfuerzo.
—¿Qu茅 queres hacer? —Le pregunt贸 el hombre a Catalina, Luciana su mujer no hablaba.
—Necesito orientarme con un punto de referencia y de ac谩 solo veo casas edificios…se que nos bajamos en el km 23 y la direcci贸n fue en contra del r铆o, pero necito un punto de referencia. —Explic贸 Catalina
—Y…te vas a trepar a un poste de madera.
—S铆 excepto que quieras hacerlo vos. —Lo dijo decidida
—Dale te ayudo. —Dijo Jos茅 mientras la ayudaba.

As铆 Catalina trepo el poste y de ah铆 vio la autopista que se distingu铆a por las luces y las llamas de los autos. Al otro lado hab铆a casas y del otro lado se ve铆a una avenida con autos que iban y ven铆an como si nada (aparentemente) es que la visibilidad segu铆a como en una foto en tonos amarillos sepia. Finalmente vio algo que la orient贸 era el tanque de agua de uno de los hospitales que conoc铆a muy bien de sus 茅pocas de estudiante estaba aproximadamente a unas 20 o 30 cuadras…que en esa situaci贸n era mucho. Pero en ese momento record贸 que cerca de ah铆 viv铆a uno de sus compa帽eros de trabajo y que tal vez estar铆a a 10 o 15 cuadras. Vio unos perros que corr铆an o algo parecido, pens贸 que por suerte ten铆an que ir para el otro lado.

—¿Est谩 todo bien? —Le pregunt贸 Jos茅
—S铆, ya bajo ya s茅 d贸nde estamos.

Cuando Catalina baj贸 les cont贸 lo que hab铆a visto y cual era su plan en principio. Jos茅 sugiri贸 robar un auto que hab铆a divisado a unos metros. Catalina no estuvo de acuerdo con lo propuesto al principio, pero finalmente Jos茅 la convenci贸 porque Luciana no pod铆a moverse muy r谩pido porque segu铆a asustada. Adem谩s, entre sus argumentos Jos茅 le dijo que mientras 茅l manejaba ella pod铆a estar atenta a todo y si era necesario demostrar sus habilidades de para disparar y defenderse. Robaron el auto sin problemas y se dirigieron a poca velocidad en la direcci贸n que les dijo Catalina.

—¿D贸nde aprendiste a disparar as铆?—Pregunt贸 Jos茅
—En 脕frica —Respondi贸 tajante Catalina
Y luego de un rato agreg贸.
—En verdad me ense帽o un jardinero del barrio, 茅l fue quien me regal贸 el arma en mi cumplea帽os de quince, nunca pens茅 que fuera realmente necesario (inspir贸 profundo y expir贸) ni siquiera despu茅s de los viajes con mi mam谩 y mi hermanito.
Hasta que la epidemia de 脡bola, las personas en situaciones de miseria hacen muchas cosas por desesperaci贸n en situaciones inesperadas. Cada uno hace lo que puede y no siempre es lo mejor. Pero algunos son simplemente malditos sin ser vampiros como los de esta ma帽ana.
—As铆 que 茅l te regal贸 eso y a tus padres no les pareci贸 raro —Afirm贸 Jos茅
—Mi padre estaba muerto a esa 茅poca, mi vieja y mi abuela tiraban mejor que yo al menos cuando practic谩bamos —sonri贸 Catalina recordando situaciones.

Al llegar a la otra avenida Jos茅 detuvo el auto, es que estaba llena de autos, parec铆an desorientados. Y parec铆a que ah铆 no hab铆a pasado nada las personas solo esperaban avanzar como en un d铆a de niebla como otros tantos.

—Mierda y ahora ¿Qu茅 hacemos? —Pregunt贸 Jos茅 y enseguida agreg贸:
—¿pero qu茅 mierda pasa ac谩, no entiendo?
—Ni yo —Dijo Catalina.

Esperaron un rato y observando, vieron que todo era como un d铆a de niebla o neblina como otros. Tocaban bocina y avanzaban algunos metros, no respetaban los sem谩foros de las calles que cortaban la avenida…algo t铆pico.

—Pidamos ayuda —Murmur贸 Luciana.
—S铆 es buena idea — Respald贸 Jos茅
—Ok ¿Qu茅 le van a decir? Que dos veces los atacaron vampiros, y que por alguna raz贸n fue a 20 cuadras m谩s o menos pero ac谩 como si nada
—Sentenci贸 Catalina y agreg贸:
—Cuando mucho los toman como locos o piensan en una broma de reality.
—Bueno capaz hubo un derrame de algo t贸xico e imaginamos todo, yo le铆 que las alucinaciones colectivas son posibles con gases —Dijo Luciana

Catalina la mir贸 y pens贸 si pod铆a haber gente tan pelotuda en la vida. Luego record贸 que los mecanismos de defensa a nivel ps铆quico act煤an de diferente manera, entonces se contuvo.

—Chicos hagan lo que quieran yo me bajo ac谩 y sigo por mi cuenta, tranquilos y suerte —Dijo Catalina.
—Es que no se —Dud贸 Jos茅 —Fue todo muy raro, es todo muy raro.
—Tranquilo flaco, ella tal vez tenga parte de raz贸n como sea yo necesito garantizarme comunicaci贸n y un laboratorio. La definici贸n de vampiro no es algo diab贸lico o acaso los mosquitos parecen invocar al diablo. —Dijo Catalina con tono risue帽o

Enseguida los tres bajaron del auto.
Jos茅 extendi贸 la mano y le dio un tarro de pintura en aerosol.
—Por las dudas. —Dijo
—Para quemar cabezas, muchas gracias —Asinti贸 Catalina

Se despidieron y Catalina sigui贸 caminando sola; aunque ahora dudaba si ir a la casa de su compa帽ero de trabajo o al hospital en busca de un laboratorio para ver la muestra de tejido de su lapicera.
Catalina camin贸 en la niebla a un destino incierto…

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