Extraños no tienen boca
primera parte
Caro y Nacho estaban felices habían podido comprar un departamento a muy
buen precio, gracias a contactos de contactos conocieron a una señora que
decidió vender su departamento en Caballito con todo lo que tenía adentro. La
intención de la Sra. a quien tuvieron oportunidad de conocer era irse a vivir a
una comunidad para la tercera edad, que estaba en las sierras de Córdoba y
estaba al resguardo de unas monjas. Caro y Nacho tuvieron la oportunidad de
conocer a la Sra. Nora y la vieron en dos oportunidades, cuando les mostró el
departamento un semipiso con un balcón terraza 3 habitaciones y una de
servicio, bien amoblado; luego la vieron cuando firmaron los papeles de compra
y quedaron en verse para un último encuentro en el momento de firma de
escritura de propiedad.
La Sra. Nora Riglos no se
llevó nada solo la ropa y se ve que algunas cosas muy personales. Pero en
febrero cuando llegaron Nacho y Caro todo estaba ahí como la primera vez que
fueron. En verdad a ellos les venían muy bien los muebles y los electrodomésticos
(aunque antiguos algunos en buen estado y funcionando) Para juntar el dinero de
la compra, no les alcanzó con los ahorros entonces vendieron los muebles y todo
lo que pudieron del monoambiente que alquilaban, vendieron sus autos, el auto
de la madre de Caro que estaba jubilada, pidieron un préstamo y los padres de
Nacho que eran bastante tacaños esta vez les dieron buena cantidad de sus
ahorros. La Sra. Riglos pidió un tercio del valor de mercado y se los redujo
incluso un 10% menos así que fue un excelente negocio. Si no hubiera tenido la
edad que tenía cualquiera hubiera supuesto que estaba escapando de algo, o de
alguien. Pero era una señora como de 70 años bien llevados, y coqueta.
Ingresaron al departamento solo con el colchón algunos enceres de
cocina, computadoras celulares, ropa y calzado, y sus dos bicicletas (algo que
agradecerían más adelante). Cuando vieron las habitaciones notaron cosas que
antes no, por ejemplo, que en una de ellas había cosas de un adolescente y
había quedado como intacta a principios de siglo o finales de los 90’ había
posters pegados. Y un radio grabador para pasar cintas magnéticas y una
computadora muy vieja. Pero recorrían la casa y encontraban más cosas, que si
bien sabían lo que eran y como usarlas hacía mucho tiempo que no veían; de hecho,
en uno de los pasillos que conectaba el living con las habitaciones había un
teléfono con un contestador automático con cinta. El primer día se ocuparon de
ver la casa y como Nora les había prometido todo se los dejaba conectado y
confiaba en que ellos con el contrato de venta solo cambiaran la titularidad de
los servicios, de gas, luz, agua, electricidad, teléfono y naturalmente todos
los impuestos y expensas. La señora cumplió todo lo pautado, y dejó la casa
impecable. Un sueño qué más se podía pedir, conexión a red de datos porque Nora
no lo usaba o al menos eso parecía.
Nora les había dejado el
único aparato más moderno de la casa un tv con pantalla plana así que con eso
más la conexión de red de sus celulares y computadoras por el momento estaban
en el paraíso.
Nacho trabajaba en la aduana
en la administración pública y Caro era gerente de una tienda de ropa en un shopping
del centro de la ciudad. Lo próximo en la agenda era empezar el tratamiento de
fertilidad por la obra social. En definitiva, planes tenían. Iban a organizar
una reunión con sus amigos, pero el trabajo de Nacho lo pospuso porque tuvo que
viajar dos fines de semana seguidos a Rosario y uno a Chaco; eso en principio
puso de mal humor a Caro, pero se le pasó enseguida con unos regalitos que le
trajo su compañero de vida.
El viernes 13 de marzo llegó Nacho muy enojado pues según le conto a
Caro, todas las mujeres de la oficina comenzaron a reclamar la licencia porque
como no iban a empezar las clases no tenían con quien dejar los pibes. Como
siempre una excusa para no ir a trabajar, le dijo a su mujer, que lo miró no
entendiendo muy bien lo que pasaba y se lo hizo saber. Entonces Nacho le
explicó con bronca que las grandes feministas pedían las licencias pero que sus
maridos también (que él se había enterado por gente que conocía en la AFIP y
tenía a las esposas trabajando en aduana) y como no se cruzaban los datos los
dos iban a estar en la casa rascándose a dos manos…según le explicó si son
feministas a los pibes bien los pueden cuidar los padres pero no, nos recargan
de laburo a nosotros. Le decía que era fácil cruzar los datos, pero obvio no lo
hicieron. Caro cambio de tema y le dijo que viendo el muestrario de pinturas y
pensando el uso que le iban a dar a la habitación y hasta que la pudieran
modernizar lo que convenía era un color lavanda, Nacho la miró y le dijo un
color pino mejor, su esposa lo miró sin entender y él la besó solo para hacerle
entender que era una broma
Pasaron el fin de semana
entre lijar paredes y remover pintura del placard empotrado, de ahí se cayó una
caja con fotos viejas de la familia de la Sra. Nora. Caro guardó la caja con
las otras cajas en el cuarto de servicio. Ese fin de semana a la tarde del
domingo se prometieron que el próximo fin de semana limpiaban la casa e invitaban
a los chicos a conocer la casa; es más el viernes venían los amigos y el
domingo la familia según los planes.
Claro
que cuando llegó el tan ansiado fin de semana los planes no se pudieron llevar
a cabo. Resulto ser que en el país comenzaba una cuarentena de 15 días a partir
del 20 de marzo.
La
pareja lo tomó bien ya que para arreglar las cosas de la casa no tendrían que
tomarse la semana de vacaciones, si bien en el puesto que tenía Nacho en su
trabajo podía hacer trabajo desde la casa aún no le habían asignado ninguna
tarea específica. Así que hicieron lo que todo el mundo, compras para pasar 15
días adentro de la casa, aunque el decreto presidencial decía que se podría ir
y estarían abiertos los comercios de cercanía.
Decidieron
que lo primero que harían sería continuar con lo del fin de semana anterior
pintura y modificación del placard empotrado en la pared. Cuando paraban
miraban sus teléfonos móviles y sus computadoras donde todo y todos hablaban de
la pandemia. Decidieron que lo mejor sería seguir modificando la casa y no
engancharse en eso.
Finalmente,
el día que volvieron a extender la cuarentena, se comunicaron del trabajo de
Caro para decirle que por ahora mantendría su sueldo íntegro. Eso le dio alivio, pero saber que su trabajo
peligraba hacía que la mujer se sienta incomoda e insegura de su futuro.
Hablando
con sus amigas le dijeron que se distraiga y ya que estaba prohibido hacer todo
tipo de actividad no tipificada como esencial o exceptuada, que aprovechara a
explorar lo que tenía en esa casa. El consejo de sus amigas le vino como anillo
al dedo ya que por el momento la plataforma de la facultad estaba fuera de
servicio y ni siquiera podía estudiar. A Nacho lo llamaron de la oficina para
que vaya a trabajar, solo él y un par más de trabajadores y como estaba
bastante cansado de no poder salir dijo que sí.
Caro
decidió explorar lo que había en una de las cajas con papeles que habían sacado
de la habitación recién pintada. La caja contenía cartas, sí cartas, algo
increíble y al mirar las fechas eran de 1982 con sello del ejército argentino;
le pareció raro que la dueña de casa no se las hubiese llevado, al principio
profanar esos recuerdos le parecía algo malo, pero en definitiva no le hacía
mal a nadie y se propuso que no bien termine la cuarentena buscaría la forma de
enviar las cartas a su dueña. Al abrir las cartas eran de lo que ellas intuían,
sí ellas porque Caro no pudo con su genio y compartía por chat lo que encontró
con sus amigas, eran cartas desde Malvinas leyendo se dio cuenta que habían
sido del hijo de la Sra. Nora entre las amigas dedujeron que él había sido
oficial en de carrera en la guerra y que tal vez tuvo que ver con la dictadura
(algo que finalmente descartaron, cuando leyeron que fue estaqueado por
defender de la tortura a los soldados conscriptos).
Haciendo
zaping en la tv la pareja vio como estaban imponiendo el uso del barbijo,
tapaboca, cubrebocanarizmenton, algo que les pareció raro. Así transcurrieron
los días y varias extensiones de cuarentena. Caro consulto a su madre quien
había sido jefa de enfermería en el hospital María Ferrer, y la madre le dijo
que no tenía ningún sentido por el mecanismo de contagio el uso (no sabía que
un decreto y otro lo impondrían finalmente sin mucha justificación y con mucho
acatamiento). Caro estaba cansada no podría ver a sus padres ni a amigos o
amigas excepto por chat y encima para salir tenían que usar bozal. Nacho estaba
raro no hablaba mucho de su trabajo en la aduana, algo que en principio no
parecía raro porque que tanto podría trabajar si las fronteras estaban
cerradas.
En
el momento en que Caro le preguntaba a su marido por el trabajo él simplemente
decía que estaba todo bien y cambiaba la conversación hacia la casa.
En
esa extensión de la cuarentena Caro decidió mandar un email a la inmobiliaria
donde hicieron la compra de la casa, pero el email llegaba rebotado seguramente
por la cantidad de consultas que no se podían hacer personalmente pensó ella.
Su idea era que se contactasen con Nora para de a poco ir enviándole las cosas
que tal vez había olvidado.
Al
no tener respuesta siguió investigando y decidió que empezaría la limpieza por
el tema del feng shui como le decía su amiga Mica.
Cuando
llegó Nacho Caro había sacado un montón de ropa vieja para donar a comedores e
que con el tema de la pandemia y la cuarentena habían multiplicado su actividad
asistencial y de caridad.
La
mujer, además, tenía una sorpresa para su pareja. Le mostró una caja llena de
VHS, Nacho saltaba como un chico ya que uno de sus hobbies era el cine y si
bien podía acceder a muchas películas en línea no era lo mismo además algunas
no estaban disponibles; sus grandes tesoros en discos compactos y VHS habían
quedado en la casa de sus padres y la idea era traerlos, pero la cuarentena no
lo permitió. Caro terminó su sorpresa sacando un mueblecito con ruedas y un tv
viejo adentro y un reproductor de VHS que estaban de la segunda habitación que por
alguna razón no habían revisado. Al azar eligieron The Lost Boys una película
ochentera de vampiros juveniles con una de las mejores bandas sonoras, según
palabras de Nacho mientras sonaba Cry Little Sister Caro dormía acurrucada en
el sillón.
Al
otro día y ante semejantes hallazgos del día anterior Caro iba a seguir
explorando. Definitivamente ante tal aburrimiento y para no seguir escuchando
en cadena nacional, pandemia y cuarentena esto y aquello siguió. Recordó que
habían guardado un radiograbador que encontraron en la habitación que pintaron
así que pensó directamente en buscar si había casete de música, le mando un
mensaje a su madre diciéndole que se sentía como Indiana Jones y rieron un rato
juntas.
Encontró
una caja con casets, pero no tenían identificación. Supuso que se trataba de
grabaciones desde la radio, como se hacía antes o las grabaciones piratas
copiadas. Ella tenía unos 32 años, y Nacho 46 pero tenía hermanos así que sabía
de eso.
Eligió
uno al azar conectó el aparato, al poner la cinta no había música sino una voz
masculina joven que relataba situaciones de guerra. Se quedó un rato escuchando
y quedo impresionada con lo que describía la voz, aparentemente era un
integrante de los cascos azules y hablaba de la antigua Yugoslavia. Caro pensó
que era el hijo de Nora, pero lo desestimó cuando terminó de escuchar uno de
los días relatados en más o menos 15´ donde la voz decía beso viejita mi
viejo me lego a su hermosa vieja te quiero. La mujer quedó impactada por
como contaba sus experiencias el hombre y siguió escuchando, pero decidió que
esta vez no llamaría a Mica ni a ninguna de sus amigas.
Escuchó
3 hs de cintas mientras hacía otras cosas, entre lo que describía el hombre,
había miedo, angustia momentos de valentía de tristeza y soledad, pero sobre
todo se notaba la empatía por las demás personas
Eran
como las 4 de la tarde cuando decidió que era suficiente, que seguiría
escuchando mañana y cuando se disponía a guardar el radiograbador se tropezó
con la mesita donde estaba el teléfono con el viejo contestador; tanto los
objetos como la mujer fueron a parar al piso ella luego de maldecir y pedir en
voz alta que no se haya roto se levantó y conecto el aparato de radio que
funcionaba bien, puso la cinta que se reprodujo bien. Entonces guardo su
tesoro.
Luego
se dispuso a levantar el contestador y el teléfono, para probar si funcionaba
la contestadora comenzó por escuchar los mensajes. El primer mensaje saludaba
rápido a su abuela y decía que lo iban a mandar al Líbano otra vez, agregaba
además que tenía unos casets preparados y se los mandaba como siempre vía París.
El segundo mensaje le decía a la vieja, como el nieto la llamaba a la ex dueña
de casa, que el medio oriente siempre era lo mismo desde la primera vez que fue
y vino, pero lo bueno de esa misión era que se había encontrado con viejos
conocidos que estuvieron con él en Haití. El tercer mensaje decía que los
casets estaban en camino y que ya le había grabado otro más y le decía que por
favor trate de usar el email como le había enseñado; además decía que ya estaba
cansado y que iba a pedir la baja veía mucha miseria y poco podía hacer.
Caro
escuchaba en el contestador la voz de un hombre no muy distinta a los casets de
antes, se le notaba como cansado o tal vez con voz de fumador y esa era la
diferencia. La mujer detuvo la contestadora y se hizo un té.
Se
dispuso a seguir escuchando los mensajes. El cuarto mensaje decía que los iban
a trasladar así de repente por un virus que estaban desconcertados porque
muchos estuvieron en las epidemias de ébola, o soportaron gases y ataques
biológicos o químicos; muchos compañeros de armas al igual que él estaban
desconcertados.
Caro pensó en buscar
una foto para ver a la persona que mandaba esos audios, pero prefirió seguir
escuchando. El quinto mensaje se escuchaba entrecortado, con una voz jadeante
como corriendo o descansando después de correr; ya esta viejita querida el
francés nos dijo todo solo a los más íntimos perdimos la guerra ¡perdimos la
guerra! a nosotros no nos trasladaron a China a los juegos ficticios porque un
coronel ruso nos salvó, pero ahora somos resistencia de un mundo invadido. En
ese momento Caro pensó que el hombre había enloquecido, que no estaba en sus
cabales. El sexto mensaje
era con el mismo tono que el anterior; hace años peleaban en una superficie no
mayor a Uruguay todas las potencias y no ganaban…hicieron pensar que era
religioso, pero NO, enfatizó el hombre, era una invasión y ahora no tuvieron más que firmar la rendición el francés
los vio de cerca ¡no tienen boca! y los que tienen algo parecido a una boca son
abominables el hombre sollozaba, él se voló la cabeza recién. El séptimo
mensaje le decía que la idea que tuvieron fue encubrir todo con la idea de un
virus e imponer el uso de barbijos y cubrebocas…
en ese momento se le calló la taza al piso a Caro, ella empezó a respirar
asustada y con voz entrecortada, le dio escalofríos pero siguió escuchando; la
asimilación era inminente van a hacer todo para imponer que no haya movimiento
de masas ese fue el acuerdo de rendición, hubo un grupo que no estuvo de
acuerdo dicen que son descendientes de otros extraterrestres vieja yo no-no- sé que es real (se lo escuchaba
tartamudear) o no pero el francés entre sus cosas tenía pruebas, vieja es real.
Para cazar a los viejos invasores y
a sus descendientes van a hacer lo que sea.
Caro
tenía escalofríos. El octavo mensaje decía, que el hombre iba a tratar de
buscar a su hija en Londres pero que pronto iban a cerrar fronteras y
aeropuertos que eran desertores para uno y enemigo para todos, los ayudaban los
de la resistencia que nadie sabía muy bien que plan tenían. Le decía que no
avive giles porque la iban a tratar como loca y ella no era una loca, los
imbéciles van a creer lo que los medios le digan que tienen que creer.
El
noveno mensaje se escuchaba al hombre más tranquilo y le decía con voz clara a
su abuela, vieja vende todo no importa lo que te den y te vas al campo con la
tía Chavela…que no sepan que están ahí vos sabes donde compra comida y todo lo
que puedas como cuando el papá y mamá se prepararon por Malvinas pero cien
veces más… te voy a pedir que dejes todo . Da lo mismo, llévate solo lo imprescindible.
El
décimo mensaje decía que había llegado a Londres pero que Valen no le creyó, el
hombre lloraba le dijo que tenía traumas de guerra y no le creyó. Le decía a su
abuela que esperaba que resistiera porque siempre fue lo que hizo le dijo que la
iba a encontrar y si morían iban a morir peleando juntos. Le decía que recuerde
que no tienen boca así que cualquiera puede ser lo que no es, lo del virus es
simplemente para controlar y someter, pero le pedía que ella esté con la boca
bien tapada para no levantar sospechas, le pedía que no dijera nada ni a
Chavela. Y atrás se escuchó una ráfaga de balas y se cortó abruptamente la
comunicación.
Caro
comenzó a llorar, no supo lo que hacer ni a quien decirle o si decir algo.
Negar la existencia del virus era como una condena se preguntaba ¿quién le iba
a creer? Esa noche las voces dieron vuelta en la cabeza de Caro una y otra vez,
transcurrieron los días y ella buscó fotos del hombre de los audios encontró
algunas de un adolescente y otras de cuando llevaba uniforme. Nacho la notaba
rara pero no decía nada, él también ocultaba algo.
Una
tarde de julio medio caluroso Caro llegaba a su casa ella salía poco y nada
porque odiaba el cubreboca y más aún luego de haber escuchado lo que oyó en el
contestador. Aunque dudaba que sea cierto de repente alguien la atacó
agarrándola del brazo y la apuntó con un arma, mientras entraba al edificio
encima de todo lo que le pasaba la estaban asaltando y ni un policía en la
calle…eso sí pensó, irónica y muy nerviosa, me puede violar este degenerado
pero mientras tenga cubreboca quedará impune.
Continuara…
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