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jueves, 6 de agosto de 2020

Cubrebocas

Extraños no tienen boca

primera parte


Caro y Nacho estaban felices habían podido comprar un departamento a muy buen precio, gracias a contactos de contactos conocieron a una señora que decidió vender su departamento en Caballito con todo lo que tenía adentro. La intención de la Sra. a quien tuvieron oportunidad de conocer era irse a vivir a una comunidad para la tercera edad, que estaba en las sierras de Córdoba y estaba al resguardo de unas monjas. Caro y Nacho tuvieron la oportunidad de conocer a la Sra. Nora y la vieron en dos oportunidades, cuando les mostró el departamento un semipiso con un balcón terraza 3 habitaciones y una de servicio, bien amoblado; luego la vieron cuando firmaron los papeles de compra y quedaron en verse para un último encuentro en el momento de firma de escritura de propiedad.


La Sra. Nora Riglos no se llevó nada solo la ropa y se ve que algunas cosas muy personales. Pero en febrero cuando llegaron Nacho y Caro todo estaba ahí como la primera vez que fueron. En verdad a ellos les venían muy bien los muebles y los electrodomésticos (aunque antiguos algunos en buen estado y funcionando) Para juntar el dinero de la compra, no les alcanzó con los ahorros entonces vendieron los muebles y todo lo que pudieron del monoambiente que alquilaban, vendieron sus autos, el auto de la madre de Caro que estaba jubilada, pidieron un préstamo y los padres de Nacho que eran bastante tacaños esta vez les dieron buena cantidad de sus ahorros. La Sra. Riglos pidió un tercio del valor de mercado y se los redujo incluso un 10% menos así que fue un excelente negocio. Si no hubiera tenido la edad que tenía cualquiera hubiera supuesto que estaba escapando de algo, o de alguien. Pero era una señora como de 70 años bien llevados, y coqueta.

Ingresaron al departamento solo con el colchón algunos enceres de cocina, computadoras celulares, ropa y calzado, y sus dos bicicletas (algo que agradecerían más adelante). Cuando vieron las habitaciones notaron cosas que antes no, por ejemplo, que en una de ellas había cosas de un adolescente y había quedado como intacta a principios de siglo o finales de los 90’ había posters pegados. Y un radio grabador para pasar cintas magnéticas y una computadora muy vieja. Pero recorrían la casa y encontraban más cosas, que si bien sabían lo que eran y como usarlas hacía mucho tiempo que no veían; de hecho, en uno de los pasillos que conectaba el living con las habitaciones había un teléfono con un contestador automático con cinta. El primer día se ocuparon de ver la casa y como Nora les había prometido todo se los dejaba conectado y confiaba en que ellos con el contrato de venta solo cambiaran la titularidad de los servicios, de gas, luz, agua, electricidad, teléfono y naturalmente todos los impuestos y expensas. La señora cumplió todo lo pautado, y dejó la casa impecable. Un sueño qué más se podía pedir, conexión a red de datos porque Nora no lo usaba o al menos eso parecía.

Nora les había dejado el único aparato más moderno de la casa un tv con pantalla plana así que con eso más la conexión de red de sus celulares y computadoras por el momento estaban en el paraíso.
Nacho trabajaba en la aduana en la administración pública y Caro era gerente de una tienda de ropa en un shopping del centro de la ciudad. Lo próximo en la agenda era empezar el tratamiento de fertilidad por la obra social. En definitiva, planes tenían. Iban a organizar una reunión con sus amigos, pero el trabajo de Nacho lo pospuso porque tuvo que viajar dos fines de semana seguidos a Rosario y uno a Chaco; eso en principio puso de mal humor a Caro, pero se le pasó enseguida con unos regalitos que le trajo su compañero de vida.

 Entre idas y vueltas la vida pasó y fueron arreglando el tema de cables y se sorprendieron de que algunos aparatos que hasta parecían obsoletos funcionaran. En la Tv se hablaba de una nueva pandemia, la madre de Caro que era enfermera le dijo que no se preocupara. Revisaron decidieron que iban a pintar el cuarto ese que parecía acondicionado para un adolescente, por respeto pusieron las cosas en unas cajas y como no decidieron muy bien qué hacer con las cosas las pusieron en la pequeña habitación de servicio.
Ya era el 10 de marzo de 2020 y el tema de la pandemia era de cobertura mediática, sin embargo, los dos no tenían mucho tiempo de pensar en eso. Seguían con sus actividades, yendo al gimnasio, al trabajo, comenzando de nuevo la cursada para rendir las últimas materias de economía una, y haciendo un máster en política exterior el otro

El viernes 13 de marzo llegó Nacho muy enojado pues según le conto a Caro, todas las mujeres de la oficina comenzaron a reclamar la licencia porque como no iban a empezar las clases no tenían con quien dejar los pibes. Como siempre una excusa para no ir a trabajar, le dijo a su mujer, que lo miró no entendiendo muy bien lo que pasaba y se lo hizo saber. Entonces Nacho le explicó con bronca que las grandes feministas pedían las licencias pero que sus maridos también (que él se había enterado por gente que conocía en la AFIP y tenía a las esposas trabajando en aduana) y como no se cruzaban los datos los dos iban a estar en la casa rascándose a dos manos…según le explicó si son feministas a los pibes bien los pueden cuidar los padres pero no, nos recargan de laburo a nosotros. Le decía que era fácil cruzar los datos, pero obvio no lo hicieron. Caro cambio de tema y le dijo que viendo el muestrario de pinturas y pensando el uso que le iban a dar a la habitación y hasta que la pudieran modernizar lo que convenía era un color lavanda, Nacho la miró y le dijo un color pino mejor, su esposa lo miró sin entender y él la besó solo para hacerle entender que era una broma

Pasaron el fin de semana entre lijar paredes y remover pintura del placard empotrado, de ahí se cayó una caja con fotos viejas de la familia de la Sra. Nora. Caro guardó la caja con las otras cajas en el cuarto de servicio. Ese fin de semana a la tarde del domingo se prometieron que el próximo fin de semana limpiaban la casa e invitaban a los chicos a conocer la casa; es más el viernes venían los amigos y el domingo la familia según los planes.
Claro que cuando llegó el tan ansiado fin de semana los planes no se pudieron llevar a cabo. Resulto ser que en el país comenzaba una cuarentena de 15 días a partir del 20 de marzo.
La pareja lo tomó bien ya que para arreglar las cosas de la casa no tendrían que tomarse la semana de vacaciones, si bien en el puesto que tenía Nacho en su trabajo podía hacer trabajo desde la casa aún no le habían asignado ninguna tarea específica. Así que hicieron lo que todo el mundo, compras para pasar 15 días adentro de la casa, aunque el decreto presidencial decía que se podría ir y estarían abiertos los comercios de cercanía.
Decidieron que lo primero que harían sería continuar con lo del fin de semana anterior pintura y modificación del placard empotrado en la pared. Cuando paraban miraban sus teléfonos móviles y sus computadoras donde todo y todos hablaban de la pandemia. Decidieron que lo mejor sería seguir modificando la casa y no engancharse en eso.

Finalmente, el día que volvieron a extender la cuarentena, se comunicaron del trabajo de Caro para decirle que por ahora mantendría su sueldo íntegro.  Eso le dio alivio, pero saber que su trabajo peligraba hacía que la mujer se sienta incomoda e insegura de su futuro.

Hablando con sus amigas le dijeron que se distraiga y ya que estaba prohibido hacer todo tipo de actividad no tipificada como esencial o exceptuada, que aprovechara a explorar lo que tenía en esa casa. El consejo de sus amigas le vino como anillo al dedo ya que por el momento la plataforma de la facultad estaba fuera de servicio y ni siquiera podía estudiar. A Nacho lo llamaron de la oficina para que vaya a trabajar, solo él y un par más de trabajadores y como estaba bastante cansado de no poder salir dijo que sí.
Caro decidió explorar lo que había en una de las cajas con papeles que habían sacado de la habitación recién pintada. La caja contenía cartas, sí cartas, algo increíble y al mirar las fechas eran de 1982 con sello del ejército argentino; le pareció raro que la dueña de casa no se las hubiese llevado, al principio profanar esos recuerdos le parecía algo malo, pero en definitiva no le hacía mal a nadie y se propuso que no bien termine la cuarentena buscaría la forma de enviar las cartas a su dueña. Al abrir las cartas eran de lo que ellas intuían, sí ellas porque Caro no pudo con su genio y compartía por chat lo que encontró con sus amigas, eran cartas desde Malvinas leyendo se dio cuenta que habían sido del hijo de la Sra. Nora entre las amigas dedujeron que él había sido oficial en de carrera en la guerra y que tal vez tuvo que ver con la dictadura (algo que finalmente descartaron, cuando leyeron que fue estaqueado por defender de la tortura a los soldados conscriptos).


Haciendo zaping en la tv la pareja vio como estaban imponiendo el uso del barbijo, tapaboca, cubrebocanarizmenton, algo que les pareció raro. Así transcurrieron los días y varias extensiones de cuarentena. Caro consulto a su madre quien había sido jefa de enfermería en el hospital María Ferrer, y la madre le dijo que no tenía ningún sentido por el mecanismo de contagio el uso (no sabía que un decreto y otro lo impondrían finalmente sin mucha justificación y con mucho acatamiento). Caro estaba cansada no podría ver a sus padres ni a amigos o amigas excepto por chat y encima para salir tenían que usar bozal. Nacho estaba raro no hablaba mucho de su trabajo en la aduana, algo que en principio no parecía raro porque que tanto podría trabajar si las fronteras estaban cerradas.
En el momento en que Caro le preguntaba a su marido por el trabajo él simplemente decía que estaba todo bien y cambiaba la conversación hacia la casa.

En esa extensión de la cuarentena Caro decidió mandar un email a la inmobiliaria donde hicieron la compra de la casa, pero el email llegaba rebotado seguramente por la cantidad de consultas que no se podían hacer personalmente pensó ella. Su idea era que se contactasen con Nora para de a poco ir enviándole las cosas que tal vez había olvidado.
Al no tener respuesta siguió investigando y decidió que empezaría la limpieza por el tema del feng shui como le decía su amiga Mica.
Cuando llegó Nacho Caro había sacado un montón de ropa vieja para donar a comedores e que con el tema de la pandemia y la cuarentena habían multiplicado su actividad asistencial y de caridad.
La mujer, además, tenía una sorpresa para su pareja. Le mostró una caja llena de VHS, Nacho saltaba como un chico ya que uno de sus hobbies era el cine y si bien podía acceder a muchas películas en línea no era lo mismo además algunas no estaban disponibles; sus grandes tesoros en discos compactos y VHS habían quedado en la casa de sus padres y la idea era traerlos, pero la cuarentena no lo permitió. Caro terminó su sorpresa sacando un mueblecito con ruedas y un tv viejo adentro y un reproductor de VHS que estaban de la segunda habitación que por alguna razón no habían revisado. Al azar eligieron The Lost Boys una película ochentera de vampiros juveniles con una de las mejores bandas sonoras, según palabras de Nacho mientras sonaba Cry Little Sister Caro dormía acurrucada en el sillón. 

Al otro día y ante semejantes hallazgos del día anterior Caro iba a seguir explorando. Definitivamente ante tal aburrimiento y para no seguir escuchando en cadena nacional, pandemia y cuarentena esto y aquello siguió. Recordó que habían guardado un radiograbador que encontraron en la habitación que pintaron así que pensó directamente en buscar si había casete de música, le mando un mensaje a su madre diciéndole que se sentía como Indiana Jones y rieron un rato juntas.
Encontró una caja con casets, pero no tenían identificación. Supuso que se trataba de grabaciones desde la radio, como se hacía antes o las grabaciones piratas copiadas. Ella tenía unos 32 años, y Nacho 46 pero tenía hermanos así que sabía de eso.
Eligió uno al azar conectó el aparato, al poner la cinta no había música sino una voz masculina joven que relataba situaciones de guerra. Se quedó un rato escuchando y quedo impresionada con lo que describía la voz, aparentemente era un integrante de los cascos azules y hablaba de la antigua Yugoslavia. Caro pensó que era el hijo de Nora, pero lo desestimó cuando terminó de escuchar uno de los días relatados en más o menos 15´ donde la voz decía beso viejita mi viejo me lego a su hermosa vieja te quiero. La mujer quedó impactada por como contaba sus experiencias el hombre y siguió escuchando, pero decidió que esta vez no llamaría a Mica ni a ninguna de sus amigas.
Escuchó 3 hs de cintas mientras hacía otras cosas, entre lo que describía el hombre, había miedo, angustia momentos de valentía de tristeza y soledad, pero sobre todo se notaba la empatía por las demás personas

Eran como las 4 de la tarde cuando decidió que era suficiente, que seguiría escuchando mañana y cuando se disponía a guardar el radiograbador se tropezó con la mesita donde estaba el teléfono con el viejo contestador; tanto los objetos como la mujer fueron a parar al piso ella luego de maldecir y pedir en voz alta que no se haya roto se levantó y conecto el aparato de radio que funcionaba bien, puso la cinta que se reprodujo bien. Entonces guardo su tesoro.
Luego se dispuso a levantar el contestador y el teléfono, para probar si funcionaba la contestadora comenzó por escuchar los mensajes. El primer mensaje saludaba rápido a su abuela y decía que lo iban a mandar al Líbano otra vez, agregaba además que tenía unos casets preparados y se los mandaba como siempre vía París. El segundo mensaje le decía a la vieja, como el nieto la llamaba a la ex dueña de casa, que el medio oriente siempre era lo mismo desde la primera vez que fue y vino, pero lo bueno de esa misión era que se había encontrado con viejos conocidos que estuvieron con él en Haití. El tercer mensaje decía que los casets estaban en camino y que ya le había grabado otro más y le decía que por favor trate de usar el email como le había enseñado; además decía que ya estaba cansado y que iba a pedir la baja veía mucha miseria y poco podía hacer.
Caro escuchaba en el contestador la voz de un hombre no muy distinta a los casets de antes, se le notaba como cansado o tal vez con voz de fumador y esa era la diferencia. La mujer detuvo la contestadora y se hizo un té.
Se dispuso a seguir escuchando los mensajes. El cuarto mensaje decía que los iban a trasladar así de repente por un virus que estaban desconcertados porque muchos estuvieron en las epidemias de ébola, o soportaron gases y ataques biológicos o químicos; muchos compañeros de armas al igual que él estaban desconcertados.
Caro pensó en buscar una foto para ver a la persona que mandaba esos audios, pero prefirió seguir escuchando. El quinto mensaje se escuchaba entrecortado, con una voz jadeante como corriendo o descansando después de correr; ya esta viejita querida el francés nos dijo todo solo a los más íntimos perdimos la guerra ¡perdimos la guerra! a nosotros no nos trasladaron a China a los juegos ficticios porque un coronel ruso nos salvó, pero ahora somos resistencia de un mundo invadido. En ese momento Caro pensó que el hombre había enloquecido, que no estaba en sus cabales. El sexto  
mensaje era con el mismo tono que el anterior; hace años peleaban en una superficie no mayor a Uruguay todas las potencias y no ganaban…hicieron pensar que era religioso, pero NO, enfatizó el hombre, era una invasión y ahora no tuvieron más que firmar la rendición el francés los vio de cerca ¡no tienen boca! y los que tienen algo parecido a una boca son abominables el hombre sollozaba, él se voló la cabeza recién. El séptimo mensaje le decía que la idea que tuvieron fue encubrir todo con la idea de un virus e imponer el uso de barbijos y cubrebocas… en ese momento se le calló la taza al piso a Caro, ella empezó a respirar asustada y con voz entrecortada, le dio escalofríos pero siguió escuchando; la asimilación era inminente van a hacer todo para imponer que no haya movimiento de masas ese fue el acuerdo de rendición, hubo un grupo que no estuvo de acuerdo dicen que son descendientes de otros extraterrestres vieja yo no-no- sé que es real (se lo escuchaba tartamudear) o no pero el francés entre sus cosas tenía pruebas, vieja es real. Para cazar a los viejos invasores y a sus descendientes van a hacer lo que sea.
Caro tenía escalofríos. El octavo mensaje decía, que el hombre iba a tratar de buscar a su hija en Londres pero que pronto iban a cerrar fronteras y aeropuertos que eran desertores para uno y enemigo para todos, los ayudaban los de la resistencia que nadie sabía muy bien que plan tenían. Le decía que no avive giles porque la iban a tratar como loca y ella no era una loca, los imbéciles van a creer lo que los medios le digan que tienen que creer.
El noveno mensaje se escuchaba al hombre más tranquilo y le decía con voz clara a su abuela, vieja vende todo no importa lo que te den y te vas al campo con la tía Chavela…que no sepan que están ahí vos sabes donde compra comida y todo lo que puedas como cuando el papá y mamá se prepararon por Malvinas pero cien veces más… te voy a pedir que dejes todo . Da lo mismo, llévate solo lo imprescindible.
El décimo mensaje decía que había llegado a Londres pero que Valen no le creyó, el hombre lloraba le dijo que tenía traumas de guerra y no le creyó. Le decía a su abuela que esperaba que resistiera porque siempre fue lo que hizo le dijo que la iba a encontrar y si morían iban a morir peleando juntos. Le decía que recuerde que no tienen boca así que cualquiera puede ser lo que no es, lo del virus es simplemente para controlar y someter, pero le pedía que ella esté con la boca bien tapada para no levantar sospechas, le pedía que no dijera nada ni a Chavela. Y atrás se escuchó una ráfaga de balas y se cortó abruptamente la comunicación.
Caro comenzó a llorar, no supo lo que hacer ni a quien decirle o si decir algo. Negar la existencia del virus era como una condena se preguntaba ¿quién le iba a creer? Esa noche las voces dieron vuelta en la cabeza de Caro una y otra vez, transcurrieron los días y ella buscó fotos del hombre de los audios encontró algunas de un adolescente y otras de cuando llevaba uniforme. Nacho la notaba rara pero no decía nada, él también ocultaba algo.
Una tarde de julio medio caluroso Caro llegaba a su casa ella salía poco y nada porque odiaba el cubreboca y más aún luego de haber escuchado lo que oyó en el contestador. Aunque dudaba que sea cierto de repente alguien la atacó agarrándola del brazo y la apuntó con un arma, mientras entraba al edificio encima de todo lo que le pasaba la estaban asaltando y ni un policía en la calle…eso sí pensó, irónica y muy nerviosa, me puede violar este degenerado pero mientras tenga cubreboca   quedará impune.
Continuara…
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