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miércoles, 2 de septiembre de 2020

𝓔𝓵 𝓮𝓷𝓬𝓾𝓮𝓷𝓽𝓻𝓸


El encuentro

Extraños no tienen boca (Segunda parte)


Extraños no tienen boca (primera parte)


Caro estaba muy asustada, sollozaba mientras el tipo le hablaba al oído y le decía que se calle, la insultaba. Ella le decía que le iba a dar todo. Y él le contestaba que sí con voz lasciva. Cuando llegaron a la puerta del departamento Caro intentó sacar la llave; en ese momento se le cruzaron por la cabeza cientos de situaciones pensó en Nacho, si estaba y el peligro. Como ella estaba temblando se le cayeron las cosas que compro y las cosas de la cartera incluso las llaves, entonces el hombre la tomó por el cuello y la azotó contra la puerta mientras se acercó y la insultó nuevamente. El hombre levantó la llave y le ordenó que habrá la puerta, mientras mantenía el arma apuntando a la cintura de Caro.
Hamproydin
Cuando entraron al departamento el hombre la tiró en el piso, ella lloraba y le decía te doy lo que sea. Claro le dijo el tipo que se le tiró encima, y le dio una cachetada que la dejó muy aturdida.
De repente se cayó sobre ella como desmayado. Entonces lo inesperado pasó, una voz conocida pero que no era la de Nacho le dijo que saliera de ahí.

“¿Estás bien?” —Le preguntó el hombre que la había salvado, mientras la ayudaba a que saliera de abajo del asaltante.
Caro estaba en shock. Lloraba no sabía lo que pasaba, si estaba dormida o despierta. Su salvador se fue a la cocina y le trajo un baso con agua.

“Toma de a sorbos chiquitos y trata de respirar profundo, por esta basura no te preocupes yo después me lo llevo” —Le dijo el hombre.
Caro temblaba y como pudo articulo algunas palabras.
—Gra, gr, gracias —Murmuró Caro.
“De nada, basura como esta es lo único que se repite en el mundo” —Le respondió y agregó:
“Tranquila yo busco un par de cosas que me dejo mi abuela y me voy con la porquería esta “Caro miró al degenerado tirado en el piso. Y preguntó:
— ¿Lo mataste?
“Sí, uh pensé que no querías que te lastimara. Perdón” —Comentó irónico el hombre.
Caro estaba desconcertada, no le respondió y cayó en cuenta de lo que le había dicho. Buscaba algo que le dejó su abuela le había dicho. Ella todavía no se podía levantar le temblaban las piernas, tomó aire y se apoyó en un mueble y se cayó sentada.
Justo el hombre pasaba por el pasillo.
— ¿Quién sos? —Preguntó Caro
“Importa acaso, igual te dije que soy nieto de Nora” — Dijo
—Sí creo —Murmuró Caro y siguió —Pero va a venir mi marido y se va a asustar, no lo lastimes por favor
El hombre se carcajeo y le dijo.
“Primero Nacho no va a volver hoy.”
Un frío recorrió la espalda de Caro, pensó que lo había matado se puso tensa estaba a punto de orinarse de miedo.
“Segundo no lastimaría a uno de mis primos y mejor amigo de la infancia jamás.”
Caro abrió los ojos grandes y se inclinó hacia atrás.
“Sí merecería que lo hubiera matado hace años, pero ya no.” —Rio el hombre.
—Pero… ¿por qué decís que no va a venir hoy?
“Porque no va a venir, tal vez te diga que se quedo trabajando yo que sé.”
—Pero ¿no sos primo de Nacho?, pero él nunca me habló de vos —De repente ella ya estaba levantada.
“Yo ¿que se?, tal vez deberías preguntarle a él.” — Dijo mientras agarraba un par de bolsos que ya había armado y un maletín.
—¡Basta! —Gritó Caro  —¡Basta bastaaaaa!, me ataca un degenerado y lo mata un amigo o primo de mi marido que no conozco pero es el nieto de la mujer a la que le compramos la casa, el mismo de los casets.
El hombre dejó lo que estaba haciendo y la miró fijo.
“¿Escuchaste los casets?”
Caro ya estaba en otra postura.
—¡Sí es mi casa!
“Ok mi nombre es Rafael y la voz que escuchaste no es la mía, es la de mi hermano Gabriel, como te darás cuenta si te quisiera muerta ya estarías muerta. Si escuchaste los casets es porque la vieja no se acordó de borrarlos o tirarlos, ya no importa. Lo que importa es que te olvides lo que escuchaste y sigas en este mundo pasando lo más desapercibida posible, así en tu mundo.”

— ¿Qué decís pelotudo?, así en mi mundo ¿qué carajo queres decir con eso?
—Caro lo miraba como descreída de lo que decía, parecía cuerdo, loco, cuerdo, loco. Sin embargo, le preguntó.
“Eso que sigas como el resto del mundo por tu seguridad, yo ya me voy solo me restan 20’ máximo antes de que vuelva a pasar lo de la casa de Villa Crespo. Y de verdad no quiero que ni vos ni el animal de mi primo salgan lastimados.”
—¿Villa Crespo? no entiendo.
El hombre se acercó al degenerado muerto y le quebró las extremidades como si fuera un pollo, primero las rodillas y los codos desencajó los hombros. Mientras hacía eso le dijo.
“Insisto en que mientras menos sepas es mejor, pero volví hace más de un mes y cuando me encontraron voló casualmente el subsuelo del departamento de mis viejos, mi antiguo departamento de soltero.”

La cara de Caro estaba pálida, primero por ver la destreza y la facilidad con la que ese hombre había prácticamente descuartizado a otro solo con las manos. No se lo explicaba, y luego por lo que le dijo de la explosión.
— ¿La de la perfumería? —Pregunto Caro
Mientras Rafael se fue a buscar una manta y una bolsa para envolver al cadáver. Dijo:
“No sé lo que había sí creo que sí. Bueno yo bajo esto” —Dijo por el muerto
“Y después vengo por el resto de mis cosas, por favor no las toques gracias.”

Caro no sabía lo que hacer, llamar a la policía no era opción había sido cómplice o algo así de asesinato así que pensó que no era buena opción. Entonces agarró su teléfono celular y vio que tenía mensajes de su marido, le decía que no iba a volver porque el trabajo se le complicó y que se iba a quedar en la oficina total que tenía estufa y había guardado comida en la heladera y un montón de cosas más. Entonces ella lo llamó, el teléfono sonó y sonó, pero le contestó el contestador automático; pensó que tal vez hubiera dejado el aparato en el escritorio y se fue al baño. Insistió y le mandó un mensaje de texto y un audio, pidiendo que por favor la llamara urgente.
Mientras tanto naturalmente se tentó a abrir uno de los bolsos y lo que encontró no tenía mucho sentido hasta que de repente se dio cuenta que eran armas, como esas que había visto en muchas películas. Nunca le había pasado algo como lo de esa noche. Se apresuró a cerrar el bolso antes de que Rafael volviera.
Unos segundos después se abrió la puerta y era Rafael.
“Ah pará hay que limpiar esto”  —Dijo mirando la sangre en el piso y de una mochila sacó un gas y lo roció
“Deja unos 10 minutos y pasa un trapo con agua, nada más que agua y listo.”
—Bueno, pero…y ¿las cámaras? — Pregunto ella.
“No funcionan desde ayer a las 23 hs hoy vuelven a funcionar tranquila y los vecinos duermen tranquilos, no los maté tranquila soy un soldado no un asesino —Dijo mientras agarraba sus bolsos
“¿Me abrís la puerta?”
—¿Vas a volver? —Caro no supo porque dijo eso, no por las palabras sino por el tono con el que salieron las palabras. Como si en verdad estuviera interesada y no preocupada por su vuelta.
Rafael la miró y sonrió. Luego agregó.
“Nunca se sabe, aunque espero que no.” 

Caro cerró la puerta y se sentó, miró el piso un rato, y luego automáticamente vio el viejo reloj de péndulo que colgaba en la pared. Estuvo sentada un rato pensando en lo que le había dicho Rafael que era primo de Nacho, no entendía nada de lo que había pasado y el porque se preguntaba mil cosas…sí le había dicho la verdad, si mentía, era un soldado. Era un soldado de dónde, de qué fuerza, era el hermano mayor o el menor. Pero entonces Nacho conocía a Nora ella era su tía y fingieron todo lo de la compra.
Pensó en llamar a una amiga, pero qué se supone que le iba a decir o cómo. También pensó en llamar a su madre, pero volvió a lo mismo como girando en círculos. Hasta que se dio cuenta que el único que tenía la explicación era su marido.
Se levantó del sillón y fue a la cocina para hacerse un té mientras buscó un trapo para limpiar. Luego de limpiar y tomar el té, tomo una decisión y agarró su bicicleta…esa que había agradecido tener cuando la obviaron como personal habilitada para viajar, cosa que a su esposo nunca le había pasado por su condición de esencial.
Nacho no trabajaba en el edificio de Aduanas sino en uno alquilado, pero igual era lejos. Caro se propuso ir evitando a la policía que seguramente cuando no la necesitaba sí iba a estar para molestarla. Pero que iban a hacerle una contravención y multa…si fuera eso que se lo ¡hagan! pensó y agarró la bicicleta y se fue camino al edificio que quedaba en el barrio de San Nicolás. Pedaleo y mientras tanto esperaba algún mensaje o llamada de su marido que nunca ocurrió. Afortunadamente al ir por calles laterales y evitar avenidas o calles de mucho tráfico nunca se cruzó con un solo patrullero.
Dos cuadras antes de llegar al edificio, se dio cuenta que era un edificio público por lo cual no podría ingresar ya que obviamente estaba cerrado y de estar abierto igual tenía consigna policial. Al llegar a la esquina, sacó su teléfono y se dio cuenta que tenía un audio que había mandado Nacho. El audio decía que no la podía atender porque no había llegado y que intento llamar a la casa, pero ella no contestó. Entonces ella se sentó en el cordón de la vereda y pensó en lo idiota que había sido, si se hubiera quedado en la casa hubiera hablado con él.
Minutos después de lagrimear un rato razono que nunca desde que vivián ahí la había llamado, de hecho, no sabían que número de teléfono tenía la casa…bueno tal vez él sí pero no se lo había dicho. Entonces insistió llamándolo y él no respondió. Siguió con los teléfonos de la oficina y nada. Volvió a escuchar el último audio de su marido y se dio cuenta de que se escuchaba un tren…pero cómo un tren si él estaba en la oficina, se entendía una bocina o sirena o motores, pero un tren. Pensó que por lo que había pasado se había puesto paranoica entonces se colocó los auriculares y…sí lo que escuchaba era de un tren.
Se levantó y estaba cansada, pensando en que tenía sed y hambre pensó en comprar una Coca-cola recordó que las farmacias 24 hs vendían de todo. Se orientó y buscó una que quedaba a dos cuadras para el otro lado. Además de comprar la Coca-cola se compró un paquete de Oreos, para reponer energías. Cuando estaba pagando en la caja sonó el teléfono.
—Hola Nacho amor que bueno que ¿sos vos?
“Hola bebé cómo estás, estoy ocupado de verdad por eso no te puedo atender, entre autorizaciones hay mucho kilombo viste ¿Qué te pasa?”
—Nada, o bueno sí vos estás ahí solo en el edificio. — Dijo ella
“Sí, creo que no hay nadie excepto la guardia.” — Contestó Nacho con tranquilidad.
Mientras hablaba Caro subió a la bicicleta y volvió rumbo al edificio donde estaba Nacho.
—Ah bueno, nada me preocupaba que habías comido y si hacía frío.
“No boba si te dije que hay estufa.”
En ese momento se volvió a escuchar el tren. Caro ya estaba en la puerta del edificio. Había luces, pero con una sola persiana abierta y puerta cerrada, se podía ver a la consigna policial.
—Ah que bueno, que tal si bajas porque te mande un delivery de sorpresa. —Dijo Caro
“No puedo bajar porque no están las puertas abiertas.”
—Bajá y mira por la puerta.
“No puedo nena, en que idioma queres que te lo diga”
En ese momento la mujer cortó el teléfono.

Caro tomo aire, después de todo lo que le había pasado esa tarde que podía hacer o ser peor. Le estaba metiendo los cuernos con una compañera en el edificio, pensó.
Se acercó a la puerta del edificio previo se puso el barbijo que tanto odiaba, golpeo el vidrio y se acercó un policía haciéndole señas de que no con el dedo. Ella le señaló su mochila como si llevara algo para entregar y le hizo una seña de súplica. Increíblemente funcionó, y le abrió la puerta se hizo pasar por una mensajera y le dijo que le habían pedido un medicamento. Le dijo al policía que llevaba algo par Ignacio Mendizabal, que eran medicamentos. El policía le dijo que no había nadie trabajando en el edificio excepto él y sus compañeros, que seguramente se había equivocado de la altura de la calle. Ella insistió y le dijo que revisara porque ya había pasado recorriendo y le dijeron lo mismo. Entonces el policía que por alguna razón estaba de buen humor se fue hasta la computadora y revisó, volvió con unas planillas y le dijo que sí había un señor Mendizabal en el edificio pero que desde marzo no iba a trabajar y cortésmente le dijo que por el aislamiento los que tenían niños pequeños podían tomarse la licencia que dio el gobierno. En ese momento Caro perdió el equilibrio y se le cayó la bicicleta. El policía se acercó a ayudarla. Y siguió explicándole que tal vez se hayan equivocado, si él pidió a la farmacia, que como eran farmacias de cadena que todo se mezclaba…trataba de consolarla porque para él era un servicio de mensajería fallido. Caro agradeció todo y se fue.
Empezó a pedalear, y a llorar. Siguió llorando y maldiciendo, se sentía estafada le había mentido su marido y desde cuando jamás lo sabría. Ni siquiera sabía dónde estaba esa noche mientras ella trataba de volver a su casa. Ni siquiera la había vuelto a llamar.
A la altura del barrio de Congreso ni supo bien la calle ya no podía ver nada por las lágrimas que le chorreaban en la cara, entonces paró para secarse la cara.
Y entonces vio un estacionamiento privado, de donde salía gente con barbijo color piel…pero no era eso, se volvió a secar los ojos y a mirar bien. Ella tenía los ojos irritados de tanto llorar, e hinchados. Volvió a mirar bien y la miraron. Pero..¡ no tenían barbijo eran monstruos sin boca!... como si tuvieran una arruga grande de piel o algo así. Parecían humanos pero no tenían boca y eso era abominable, eran los extraterrestres de los que hablaba Gabriel  no pudo con semejante situación y se desmayó del susto.

Cuando se despertó no recordaba muy bien lo que había pasado, estaba un poco confundida hasta que fue recordando. Estaba en su cama, porque no era una cama de una clínica.
¡No, no era su cama! Definitivamente no era su cama ni su casa. Pero… ¿dónde estaba? vio una ventana, aún era de noche o de madrugada porque estaba oscuro.
“Carolina hola ¿Estás mejor? — Le preguntó Rafael.
—Sos vos. ¿Pero cómo y dónde estoy? —Dijo Caro asustada.
“Estás acá porque para tu suerte te seguí cuando saliste de tu casa, si te soy honesto me diste un poco de lástima”
Mientras escuchaba eso Caro lo miraba como desencajada y descreída. Quiso interrumpir
— ¿Lástima?
“Me vas a seguir interrumpiendo, o ¿puedo seguir? Bueno como me imaginé ibas a ir a buscar al boludo de Nacho donde pensabas que iba a estar y te seguí por las dudas ya te dije me diste lástima.”
— ¡Basta queres, no soy una imbécil! —Dijo Caro y otra vez se le llenaron lo ojos de lágrimas.
“Eso depende de la perspectiva, como sea no me interrumpas más que me debes la vida más dos veces ¿siempre sos tan maricona? Bueno cuando viste a los sin boca y te desmayaste se acercaron a vos y bueno si no fuera por mí.
—¡Estás enfermo! Me quiero ir a mi casa — Le grito Caro.
“Bueno cuando se dé día te llevo a un lugar y de ahí hace dedo — Le contestó el hombre.
Caro pensó que definitivamente estaba loco, la salvaba la dejaba sola, la seguía la salvaba y ahora la iba a dejar ir luego que le habló de cosas sin boca.
Mientras ella pensaba eso él se dio vuelta y salió de la habitación.
Ella lo siguió hasta otra habitación, que estaba bastante desordenada. Como si se hubieran mudado y estaba sucia.
—Para, para ¿y mi bicicleta? —Pregunto Caro
“A caso parezco un pulpo, o Rambo, o un puto super héroe de Marvel. Como ves soy un hombre y te salvé dos veces el culo, tu bicicleta quedo para quien la haya juntado. “
—Bueno dame mi teléfono.
“Lo lamento acá no se usan teléfonos que no sean seguros y el tuyo no lo era. Tranquila en un rato te llevo no tengo alma de niñera”
En ese momento Caro abrió la boca como para gritar o decir algo.
“Ah y ni se te ocurra gritar quiero dormir un poco y que te haya salvado la vida no impide que si me da la gana te desmaye de una piña, no lo tomes personal pero me joden las histéricas”
Ella tomo aire y le dijo
—Solo te iba a preguntar si eran reales, esas cosas sin boca o eran disfrazados. Porque podrían estar disfrazados y yo me asusté.
“La primera vez que los vi fue en Italia cerca de Kazakhstan hace como 7 años, en el sur de la frontera. Los vi bah los vimos y pensamos que eran insurrectos y estaban contaminados con algo radioactivo. Después nos mandaron a otras misiones, pero siempre alguno podía ver o describir algo similar. A finales del año pasado y a principios de este nos dijeron de la invasión y que perdimos la guerra real; así de un día para otro nos dijeron que durante años no peleamos contra supuestas fuerzas terroristas y que eso simplemente fue la tapadera que usaron para el mundo. Nos dijeron de la invasión. Son reales, son verdaderos son lo que viste. Nunca toque uno, pero un camarada checo sí y dijo que era como una membrana como si fuera una branquia o algo así.”
—Son reales y perdimos decís ¿qué quieren?
“Después de dormir les pregunto Carolina — Dijo Rafael se tiró en un sillón y se acomodó para dormir.
Continuara…

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miércoles, 19 de agosto de 2020

La niña del mar

Zeitmar 

La niña del mar 

Chape 1ra parte


1504
Una playa de arenas blancas, en algún lugar del nuevo continente descubierto hace 13 años. Sobre una roca en  la arena está sentada una niña del lugar, ella espera y desespera. El día es soleado, las olas golpean una y otra vez las rocas. Hace 7 años los sirvientes de los grandes pájaros del mar se llevaron a sus padres y jamás regresaron. Pero hoy un temor más grande se ha apoderado de la niña ahora más que nunca necesita a sus padres. Ella va a necesitar quienes la protejan.  

cuento de mente sin cadenas
Zeitmar

Bs as 2016…
Silvia atendía en su escritorio a un cliente o un futuro cliente, el fulano se acerco solo a mirar a través de los vidrios del local. Pero eso fue más que suficiente como para  ser atrapado por una promotora de autódromo en este caso seria de ventas que lo sentaría en las cómodas sillas de un vendedor,
La vida de Silvia no era una vida fácil.
Desde los 16 años es madre soltera, muy joven  cometió un error  que  le dejo un regalo hermoso, su hija de 6 años Stefania. Esa es una  historia particular en su vida, que la moldearía para siempre.

En diciembre de 2007 ella junto con su familia, un matrimonio compuesto por su padre de 45 años y su madre de 31años.Su padre era mayor si pero aun, con 45 parecía un  adolecente, nunca un trabajo constante. Tanto era la situación que Sara la abuela paterna, les compro un departamento en un barrio del Sur del gran Bs As, mama salvo al nene de una golpiza segura. Deudas de juegos y pequeñas estafas en el pueblo donde todos se conocen, no era una buena mezcla.  Es por eso que se mudaron del interior de la provincia al AMBA, la zona periférica de la capital de Argentina.
El complejo aun estaba en construcción, había varios departamentos que aun se estaban terminando. Algo bueno de mudarse era que no los conocía nadie, era un comienzo una oportunidad única. Sin embargo los problemas familiares  no tardaron en resurgir, bajo la forma de constantes nuevas oportunidades, que su padre traía nuevamente  de forma periódica al hogar lo que motivaba, grandes discusiones.
Pero Silvia aun así disfrutaba del lugar, la nueva escuela  del barrio, era una escuela pública y le brindo un círculo social amplio, nuevas amistades de todo tipo, ella había encajado como anillo al dedo, era una chica de buen ver. Pelo castaño oscuro, ojos  verdes, delgada, algo tímida pero no tanto como para mantener la mirada abajo. Ella sabía muy bien cómo llamar la atención de los chicos.
Pero eso no duraría, cerca de su barrio había otra escuela, no cualquier escuela una escuela religiosa administradas por monjas. Bueno ¿adónde mandarían los Lison? (apellido de la familia), a estudiar a su joven hija. Pues claro a la escuela de monjas. Su madre quería encajar en la nueva sociedad, una sociedad de ciudad. Ella quería dejar detrás todo lo referente al pueblo era por eso que Silvia debía de ir a donde las clases altas mandaban a sus hijos. En vano intento una airada protesta que pronto, paso a una tímida queja, para luego quedar en el olvido y aceptación. Las nenas bien del colegio no le dieron una muy buena bienvenida. Pero poco a poco se acomodo, y empezó el tiempo a pasar, un tiempo rutinario y aburrido. Amigas, amigas no tenia, su madre tampoco la dejaba salir, salvo a los cumpleaños de sus compañeras. Fiestas que Silvia calificaba de gente falsa y aburrida. Esta situación se agravaba, se estaba haciendo intolerable. Pero todo comenzó a cambiar y fue justo en un cumpleaños aburrido que conoció a Matías el hermano de una de sus compañeras. En un par de meses; Silvia tuvo su primer novio, su primer beso, y una aprobación de  mama pues estaba encantada, la nena se había conseguido un novio de la alta sociedad. Su idea estaba dando resultado, Matías era lindo educado  y su familia tenía más de una empresa. Si hasta parecía que la novia fuera Lidia la mama de Silvia.
 Silvia descubrió con el tiempo que el sexo con Matías no era lo que esperaba, descubrió también,  que a su madre sus problemas amorosos tampoco le interesaban. Solo quería que se embarace y se asegure a Matías. A Silvia no le convencía la idea de embarazo ella tenias planes personales pero si le preocupaba que el sexo le supiera a una papa cruda. 

Pero el universo siempre provee.

Silvia solía subir a la terraza a tomar sol en bikini los sábados, pues como el barrio todavía se estaba terminando, no había mucha gente. Una tarde de sol radiante fue sorprendida por dos extraños que caminaban y hablaban fuertemente. Una pareja, unos nuevos vecinos, la mujer la saludo y entablo una conversación muy amena, el hombre permanecía alejado. Si, eran nuevos vecinos Elena Y Juan Manuel. Pronto comenzó una linda amistad, el matrimonio no tenía hijos. El tenía 35 años y ella 29 años, tenían un comercio local.
Silvia se dio cuenta que la atraía Juan Manuel, pero no le dio más interés al asunto, pero se percato que Juan Manuel solía subir a la terraza todos los viernes a tomar fotos pues su hobby era la fotografía. Así que cambio su hábito de tomar sol los sábados por los viernes, el primer viernes fue el más difícil. ¿Con que excusa se le aparecería? Sin duda se daría cuenta, ¿y si se da cuenta Elena o su madre? Las cosas con Matías solo lo sostenía su suegra en la relación. Así que Silvia  tomo coraje y subió a la terraza.
Luego de unos encuentros casuales, no tan casuales, sucedió el encuentro. El encuentro de los encuentros el de profundas miradas que termino en un beso.  Pero no cualquier beso, ese beso según su experiencia era perfecto, la estremeció y la dejo sin aliento. Entonces comenzó a experimentar un nuevo escenario de su sexualidad. Digamos que de comer papas crudas pasó a disfrutar de la cocina del más alto gourmet. De esa relación clandestina, sí se quedaría embarazada y nacería Stefania.

Para la familia Lison, todo estaba otra vez de cabeza la nena embaraza, y no de su novio, pues ella misma lo había corrido hacia unos meses. Embarazada, ¿de quién? Silvia jamás revelo el nombre de su amante. Apenas se supo del embarazo  la llevaron a la Provincia de Rosario donde la dejaron como un paquete en la casa de tía Mari. La tía Mari era una mujer de unos 60 años de estado civil soltera, ella administraba hábilmente un tambo productor de leche. Silvia conocía a la tía Mari, solo por lo que en los círculos familiares se decía de ella… nada bueno pues su peor pecado era ser soltera.
Los días pasaban y ella aprendió a comprender y a querer a Mari , Mari no era ni tonta ni machona, Mari era libre e inteligente. No era una mujer pacata y torpe, con Mari Silvia se sentía segura y libre. A Mari le confesó su experiencia y quien era el padre de su futuro hijo/a.
Mari alentó la libertad de Silvia, le regalo un libro sobre las costumbres sexuales árabes.
Silvia devoro el libro en días  le fascinó la lectura y se lleno de fantasías. Pero lo más importante de sus días con la tía Mari, fue el cambio profundo en su vida ya no dejaría que otros decidan por su vida. En diciembre del 2010 nació Estefanía, solo Mari estuvo con ellas, le avisaron con tiempo a los padres de Silvia pero les dejaron sus mejores deseos y ninguno fue a acompañarla.
Cuando Stefania tubo 2 años Silvia regreso a Bs .AS. Pero no regreso sola regreso con Mari, ambas compartían un departamento que Mari compro. Es que cuando Mari se entero que Silvia la dejaría y por ende no vería más a Stefania, no pudo dejarlas venir solas. Silvia acepto gustosa, pues ella pensaba venir a la casa de sus padres y eso la incomodaba. Además ella sentía que Mari, era más su mama que su propia madre.


Pero… ¿cómo se yo estas cosas? Bueno  soy el omnisciente, pero además me lo contó en primera persona Silvia. Pues aquí entro yo, en esta historia.
¿Quién soy yo?
Mi nombre es Andrés soy jefe de un equipo de vendedores de planes de salud, en realidad tengo 4 cuatro equipos a mi cargo. Tres de ventas y uno de promotoras. No me quejo, me va muy bien. Mi equipo de trabajo es el mejor, pero además me lo reconocen en la empresa. Con Alberto el jefe de ventas, hemos trabado un amistad, con su esposa Susana nos hemos hecho íntimos amigos es mi mejor amiga y confidente.

Septiembre Bs As 2016

lunes, 17 de agosto de 2020

𝗖𝘂𝗲𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲 𝗮𝗺𝗶𝘀𝘁𝗮𝗱

El sueño de Tito

El carnaval es una celebración que tiene lugar inmediatamente antes de la cuaresma cristiana, con fecha variable (entre febrero y marzo según el año), y que combina algunos elementos como disfraces, desfiles, y fiestas en la calle. Por extensión se llaman así algunas fiestas similares en cualquier época del año. Mas información en: wikipedia

Tito estaba ansioso por comenzar el baile. Hoy era la última noche de carnaval. Esta noche era especial, las luces, la música y el bullicio de la multitud era tremendo, todos aclamaban a viva voz cada una de las comparsas y murgas. Mientras esperaba su turno Tito se puso a recordar:
Hacía cuatro semanas atrás la comisión de mayores reunidos bajo el viejo farol voto a favor de la fiesta de carnaval. Fue ahí cuando conoció a Lucho y a  Naty, porque Tito, Lucho y Naty no siempre fueron amigos. Es más, Lucho no quería a Tito en absoluto. Tito tenía  mala fama en la escuela era el abusón  y golpeador del colegio, lo cual era verdad, Tito no negaba su pasado de abusón y fanfarrón. Pero eso era antes, antes de reconocer que se sentía mal   por las cargadas de los demás chicos. Era por eso que siempre andaba enojado y de mal humor, pues en la escuela se reían de él.

Por su parte Naty nunca había hablado  con  ninguno de los dos, pues como decía su mama:
—no era propio de una niña de su clase y condición.
Pero esa noche hacía cuatro semanas atrás, bajo un arbusto y en una reunión casual de tres chicos curiosos, un sueño los unió. Participarían del primer carnaval de la    historia juntos, pues compartían un secreto. Ese mismo secreto los unía, porque los chicos no podían participar de las reuniones del consejo de mayores. Pero ahí estuvieron escondidos, escucharon  cuando los mayores discutían si autorizaba o no el carnaval. El viejo Eduardo se opuso, con voz chillona y formal argumentaba:
—¡Que no era bueno para los jóvenes!, ¡que no era bueno festejar una fiesta ajena y foránea!, ¡Que no traería nada bueno para la comunidad!
Y todos los no y bla, bla que pudo y quiso utilizar. Lo repetía una y otra vez, acompañado por un coro de viejas voces que asentían y negaban de acuerdo a lo que Eduardo decía. Pero por suerte las otras voces se hicieron oír más y votaron a favor. Ahí nació la primera noche de carnaval y los pequeños curiosos fueron los primeros en enterarse. Ese era el secreto que los unía tanto así que junto con la primera noche de carnaval nació una gran amistad.
mente sincadenas
mascara de carnaval
Las cuatro semanas posteriores se reunieron en secreto en el viejo almacén abandonado, para planificar y dar riendas sueltas a su imaginación, y entre risas y juegos, ahí nació una gran amistad. Cada uno le puso lo suyo, pero todos con mucho amor, muchas ganas y de a poquito. No sin tropezón, descubrieron el camino que les iluminaba el corazón. El sueño de Tito era ser un gran bailarín. Practicaba sus pasos, saltos y volteretas y más de una vez al suelo iba a parar. Pero ahí estaban Lucho y Naty, que lo iban a ayudar. Entonces Tito decía:
—A una persona robusta como yo le cuesta levantarse rápido. —A lo que Naty y Lucho le  respondían:
—En especial si estas todo destartalado por el porrazo.
Risas de por medio la practica seguía. Lucho quería hacer el mejor disfraz de todos. Cosía, pegaba y dibujaba sin parar. Por su parte, Naty quería ser la reina del carnaval. Pero ella no había trabajado nada en su disfraz, lo mantenía en el más absoluto secreto y cuando le preguntaban, simplemente decía:
—Es una sorpresa, ya verán.
Y la sorpresa fue cuando Naty no volvió a reunirse con ellos. Ninguno sabía que le había pasado. –¿Seria su mama que no la dejaba? ¿Alguno había dicho algo que la enojo? Nadie sabía nada, hacia diez días Naty simplemente había desaparecido. Los días pasaron, y cada uno lo suyo termino. Tito grandes pasos de bailes invento, y Lucho con un disfraz espectacular se disfrazo. Así la primera noche de carnaval empezó, entre matracas y espuma. La historia de ambos soñadores se desarrollo. Pero de Naty no tuvieron noticias ninguno de los dos. –—¿Qué le haría romper su promesa? Una promesa del corazón ¿Que haría que ella faltara esa primera noche de fiesta y de color? Las noches se sucedieron y junto a calaveras, brujitas, hadas y duendes burlones. Se mezclaban, con alegría, los más extraños rostros de la comunidad. Claro que había quienes no necesitaban disfraz, pues incluso don Eduardo visito el carnaval. Si hasta quiso con una reina de comparsa bailar. Ya no se quejaba, ni del carnaval ni decía fiesta foránea. Con una nariz roja y sombreo de poplin, bailaba y se ría y no dejaba de reír.
Desde la primera noche, Lucho, Tito bailaron y desfilaron con la comparsa “Amigos Del Corazón”.

Y cada noche buscaban entre la multitud a Naty, pero ninguno la encontró. La última noche se terminaba, con el anuncio del locutor de la aparición de la comparsa “Bichitos  multicolor”. Frente al palco, el arlequín jugaba, danzaba y alrededor de su sombrero, las luciérnagas raras figuras dibujaban, como un ángel de luces de colores frente al palco la comparsa pasaba. El locutor anuncio quien era el mejor bailarín, y con una voz socarrona el nombre de Tito proclamo. Tito subió al palco de un salto, y con una reverencia y fenomenales piruetas a la muchedumbre saludo.
Ahí no más nuevamente el locutor anuncio con su imponente y socarrona voz quien era el mejor disfraz:
—El mejor disfraz,  es… El Pez Volador.
Lucho no podía con tanta emoción, subió y junto a Tito se ubico tratando de disimular. Nuevamente la voz socarrona del locutor interrumpía la comparsa “Bichitos Multicolor”. Y anunciaba la reina que en el carnaval por su belleza deslumbro. En ese instante dijo:
—Que suba al escenario la Mariposa de la comparsa “Bichitos Multicolor”.
En ese momento una hermosa mariposa con antifaz se ubico junto a Tito y Lucho, que no paraban de bailar. La reina elegida, con un guiño y una sonrisa cómplice, su identidad revelo. ¡Y qué sorpresa! Porque si ya era muy difícil que un sapo barrigón fuera elegido como el mejor bailarín y un murciélago disfrazado de Pez Volador sea el mejor disfraz, todos nos preguntábamos: ¿Cómo Naty, la oruga, se había disfrazado tan, pero ten bien, de mariposa?. Y colorín colorado, la primer comparsa de los animalitos de jardín se ha terminado.

viernes, 14 de agosto de 2020

𝗘𝗰𝗹𝗶𝗽𝘀𝗲




Continua catalina sobreviviendo a la pesadilla que comenzó un día de espesa neblina y extraño eclipse... que anunciaba la llegada del devorador de mundos



Quemando cabezas


Después de lo ocurrido en la autopista Catalina estaba con el arma en la cintura, el muchacho había agarrado un fierro mientras su novia dormía. Habían perdido la noción del tiempo, entre el desconcierto y el terror. No había señal de telefonía móvil, igual Catalina solo intentó un par de veces y luego apagó todos los aparatos, excepto uno con linterna, y los puso en su mochila. Todo seguía oscuro con una neblina con tonos de amarillo y naranja.
Catalina se dispuso a explorar un poco el lugar iluminando con uno de sus aparatos electrónicos y agarró un par de cosas que le parecían útiles.
Por un tiempo se escucharon sirenas de todo tipo, y helicópteros luego el silencio fue total.
Catalina volvió para hablar con la pareja que le había salvado la vida o al menos con uno de ellos.

—Contame que te dijeron del eclipse tus primos por favor —Dijo Catalina
—¿Qué queres que te cuente? —Preguntó el muchacho
—Lo que te dijo tu primo.
—Ah ok, dijo que no lo sabían…que fue de sorpresa.
Catalina lo miro atónita, como pensando si le jugaba una broma o algo similar.
—Mi nombre es Catalina ¿Cómo te llamás?
—José y ella es Luciana.

—Mira José no tenes porque saberlo, ni recordarlo desde la escuela, pero los eclipses de sol son predecibles hace mucho tiempo…te juro que lo que dijeron de que no lo sabían es una mentira. Catalina tomo aire y agregó, no hay eclipses de sol proyectados para este lugar por la forma de la tierra el último eclipse de sol se vio en San Juan parcialmente y en otras provincias, pero no en Buenos Aires.

—Pero eso dijo mi primo que pasaba que se ponía negro.
—Bueno algo pudo haber tapado el sol, pero claro en ese caso sí, sería un eclipse no como lo conocemos.
—¡Una nave extraterrestre! —Interrumpió José
—Bueno en ese caso obvio no lo podrían predecir —Asintió Catalina y levanto su ceja.
Luego ella agregó:
—No sé que sean esas cosas.
—Pero se mueren —Acotó José
Parece que sí, esperemos que sí. Igual no nos podemos quedar mucho acá. Tampoco me explico porque la niebla no se disipa, aunque tu hipótesis extraterrestre lo explicaría digo una nave ingresando a la atmosfera…bue como sea tenemos que irnos —Sentenció Catalina
—Pero ella está dormida no puedo cargarla y defenderla.
—No va a dormir mucho más que dos horas y para ese entonces al menos tiene que levantarse la niebla para que me oriente.
—Ah médica y exploradora —Ironizó el hombre riéndose y agregó —¿Qué más sos?
—Soy la que se va a ir de acá. —Dijo Catalina con voz grabe
—¡Uh! no te enojes flaca, es que no entiendo cómo no estás cagada en las patas, cómo sos tan fría. Le disparaste a un tipo y sos médica pero no te mosqueas.
Catalina lo miró y le dijo:
—No era un hombre, no se lo que era pero no era un hombre y si lo hubiera sido, si me atacó me defendí es todo.
—Mierda sos fría.
—Pará, queres que te cuente hasta que se despierte Luciana ¿o no?.
—Sí dale.
—No soy exploradora, de hecho detestaba acampar pero era la única forma de estar con mi mamá. Ella era botánica había estudiado con una de las mejores del país y tenía becas, viajaba por el mundo.
—A la mierda —Dijo José
—Seee, bueno lo que pasa es que cuando vas a ciertos lugares, aunque sea acá en el país las personas no son muy amigables. Lo que parece, o parecía natural y normal para algunos para otros no lo es y si salís del país menos. Mi vieja era botánica y bióloga, pero eso no la eximía de ir a zonas de conflicto armado por ejemplo en la frontera de Colombia cuando la guerrilla secuestraba porque sí. O bueno si la eximía no se tomaba el permiso.
—Perdona, pero tu vieja era una loca, no te ofendas eh a ver si me pegas un tiro.
—Ja,ja,ja no, no. Es que preguntaste de donde sabía orientarme, y porque era tan fría.  Y en verdad a veces me desoriento más en la ciudad. Cuando viajábamos no era tan malo aprendí mucho de ella y de sus estudiantes, que después fueron mis profesores. Cuando pase esto los invito a comer y les cuento alguna vieja aventura —Sonrió.
En ese momento se escucharon rasguños y quejidos. Se callaron y José le puso la mano cerca de la boca de Luciana para evitar que gritara. Estuvieron así un rato escuchando ruidos como de animales.
—Parece que se fueron. —Susurró el hombre.

Un estallido de vidrios confirmó lo contrario, los humanos mutados o lo que hayan sido entraron. Eran cinco humanos rabiosos, atacando.
El hombre agarró a su novia y la puso a resguardo, bajo unos muebles. Uno de los vampiros lo atacó y él le dio a uno con un fierro, pero eso se levantó.
Catalina roció a dos en la cabeza con pintura en aerosol (Que había recogido del depósito antes) quedaron desorientados y entonces llegó el tercero que le saltó y la empujó contra la pared. Catalina sacó su lapicera Mont Blanc y se la clavó en el orificio del oído izquierdo quedo retorciéndose. Mientras José luchaba a fierrazos con el otro que parecía fuerte y estaba por ser atacado por otro en eso Catalina le voló la cabeza. Luego abrió su mochila y sacó un desodorante en aerosol y con su encendedor improvisó un lanzallamas que uso con los rociados con pintura y con el que tenía clavada su lapicera.
imagen mente sincadenas

—Ahhhh —Gritaba el hombre mientras maldecía a lo que lo atacaba y le daba fierrazos (golpes con el hierro).

Los que estaban con la cabeza en llamas se retorcían, pero no morían aun así Catalina agarró un pedazo de vidrio grande y le cortó la cabeza a uno. Luego José terminó con los otros.
Los dos quedaron respirando agitados.
—Tu novia —Dijo Catalina entre soplando.
Luciana había permanecido debajo del mueble y había visto todo por una rendija. Se había orinado encima. José la agarró y la abrazó consolándola.
—Tenemos que irnos —Luciana comenzó con un ataque de llanto otra vez.
—O nos vamos o morimos acá. Agregó rápido Catalina
—Nos van a, nos van a ma… matar —Gritaba llorando Luciana.
José la sacudió como para que reaccione.
Luciana repetía su mantra.
—Nos van a, nos van a ma matar.
A lo que Catalina respondió.
—A mi hoy y acá no, y menos esos monstruos de cuentos.
—¡Callate Luciana! —Gritó José
—¿O qué me vas a pegar? —Le respondió su novia llorando y gimiendo.

Para ese entonces Catalina había salido por donde entraron los vampiros, ya había saldado su deuda disparando a la cabeza del atacante vampiro que peleaba con José. Tenía muchas cosas en la cabeza como para ocuparse de una idiota maricona pensó. Salió con pistola en mano.
Observo y no había nada a la vista, aunque con la niebla amarillenta de sepia poco se podía ver. Por su cabeza pasaban cosas que no merecían su análisis trataba de ser pragmática, caminó hacia una esquina y no vio nada.  Decidió que lo mejor era buscar altura. Entonces escucho que estaban atrás de ella. Hizo un medio giro y con la pierna derecha apuntó.

—¡Alto! Somos nosotros. —Grito José quien traía de la mano a Luciana.
—Ufff digan que tengo buenos reflejos —Dijo Catalina
—¿Por qué no nos esperaste? —Preguntó el hombre
—Porque no es momento de perder tiempo, si es el puto apocalipsis al menos quiero agarrar al diablo de la cola y revolearlo.
—Wowwuff de dónde sacaste esa frase.
—De mi abuela Agata ella nació en el campo y bueno tenía algunas frases de esas —Dijo Catalina mirando la esquina en diagonal, y avistando algo que parecía servirle.
Catalina cruzó las calles y la pareja la siguió.
—Sostene esto por favor. —Le dijo a Luciana dándole el maletín y agregó:
—Me imagino que trajiste tu fierro José.
—Sí traje mi fierro y me junté unos aerosoles de pintura, por tu idea
—Genial, ¿Tenés encendedor? Yo me asusté y me olvidé de tenerlo a mano para usarlos como.
—Mini lanzallamas —Interrumpió José
—Exacto, ¿tenes o no tenes? Y sabes como usarlo.
—Sí, sí.

La idea de Catalina era treparse a uno de los postes de madera que las compañías de luz jamás habían retirado, y es más hasta seguían usando como soporte. La ventaja es que esos postes tenían soportes en forma de gancho como para trepar sin necesidad de escalera.
Mirando a José le explicó lo que necesitaba.

—Bueno mira yo soy petisa para llegar al primer pinche del poste, pero como vos levantase a Lucía creo que conmigo podes hacer el esfuerzo.
—¿Qué queres hacer? —Le preguntó el hombre a Catalina, Luciana su mujer no hablaba.
—Necesito orientarme con un punto de referencia y de acá solo veo casas edificios…se que nos bajamos en el km 23 y la dirección fue en contra del río, pero necito un punto de referencia. —Explicó Catalina
—Y…te vas a trepar a un poste de madera.
—Sí excepto que quieras hacerlo vos. —Lo dijo decidida
—Dale te ayudo. —Dijo José mientras la ayudaba.

Así Catalina trepo el poste y de ahí vio la autopista que se distinguía por las luces y las llamas de los autos. Al otro lado había casas y del otro lado se veía una avenida con autos que iban y venían como si nada (aparentemente) es que la visibilidad seguía como en una foto en tonos amarillos sepia. Finalmente vio algo que la orientó era el tanque de agua de uno de los hospitales que conocía muy bien de sus épocas de estudiante estaba aproximadamente a unas 20 o 30 cuadras…que en esa situación era mucho. Pero en ese momento recordó que cerca de ahí vivía uno de sus compañeros de trabajo y que tal vez estaría a 10 o 15 cuadras. Vio unos perros que corrían o algo parecido, pensó que por suerte tenían que ir para el otro lado.

—¿Está todo bien? —Le preguntó José
—Sí, ya bajo ya sé dónde estamos.

Cuando Catalina bajó les contó lo que había visto y cual era su plan en principio. José sugirió robar un auto que había divisado a unos metros. Catalina no estuvo de acuerdo con lo propuesto al principio, pero finalmente José la convenció porque Luciana no podía moverse muy rápido porque seguía asustada. Además, entre sus argumentos José le dijo que mientras él manejaba ella podía estar atenta a todo y si era necesario demostrar sus habilidades de para disparar y defenderse. Robaron el auto sin problemas y se dirigieron a poca velocidad en la dirección que les dijo Catalina.

—¿Dónde aprendiste a disparar así?—Preguntó José
—En África —Respondió tajante Catalina
Y luego de un rato agregó.
—En verdad me enseño un jardinero del barrio, él fue quien me regaló el arma en mi cumpleaños de quince, nunca pensé que fuera realmente necesario (inspiró profundo y expiró) ni siquiera después de los viajes con mi mamá y mi hermanito.
Hasta que la epidemia de Ébola, las personas en situaciones de miseria hacen muchas cosas por desesperación en situaciones inesperadas. Cada uno hace lo que puede y no siempre es lo mejor. Pero algunos son simplemente malditos sin ser vampiros como los de esta mañana.
—Así que él te regaló eso y a tus padres no les pareció raro —Afirmó José
—Mi padre estaba muerto a esa época, mi vieja y mi abuela tiraban mejor que yo al menos cuando practicábamos —sonrió Catalina recordando situaciones.

Al llegar a la otra avenida José detuvo el auto, es que estaba llena de autos, parecían desorientados. Y parecía que ahí no había pasado nada las personas solo esperaban avanzar como en un día de niebla como otros tantos.

—Mierda y ahora ¿Qué hacemos? —Preguntó José y enseguida agregó:
—¿pero qué mierda pasa acá, no entiendo?
—Ni yo —Dijo Catalina.

Esperaron un rato y observando, vieron que todo era como un día de niebla o neblina como otros. Tocaban bocina y avanzaban algunos metros, no respetaban los semáforos de las calles que cortaban la avenida…algo típico.

—Pidamos ayuda —Murmuró Luciana.
—Sí es buena idea — Respaldó José
—Ok ¿Qué le van a decir? Que dos veces los atacaron vampiros, y que por alguna razón fue a 20 cuadras más o menos pero acá como si nada
—Sentenció Catalina y agregó:
—Cuando mucho los toman como locos o piensan en una broma de reality.
—Bueno capaz hubo un derrame de algo tóxico e imaginamos todo, yo leí que las alucinaciones colectivas son posibles con gases —Dijo Luciana

Catalina la miró y pensó si podía haber gente tan pelotuda en la vida. Luego recordó que los mecanismos de defensa a nivel psíquico actúan de diferente manera, entonces se contuvo.

—Chicos hagan lo que quieran yo me bajo acá y sigo por mi cuenta, tranquilos y suerte —Dijo Catalina.
—Es que no se —Dudó José —Fue todo muy raro, es todo muy raro.
—Tranquilo flaco, ella tal vez tenga parte de razón como sea yo necesito garantizarme comunicación y un laboratorio. La definición de vampiro no es algo diabólico o acaso los mosquitos parecen invocar al diablo. —Dijo Catalina con tono risueño

Enseguida los tres bajaron del auto.
José extendió la mano y le dio un tarro de pintura en aerosol.
—Por las dudas. —Dijo
—Para quemar cabezas, muchas gracias —Asintió Catalina

Se despidieron y Catalina siguió caminando sola; aunque ahora dudaba si ir a la casa de su compañero de trabajo o al hospital en busca de un laboratorio para ver la muestra de tejido de su lapicera.
Catalina caminó en la niebla a un destino incierto…